Después del desayuno salimos de buena mañana con nuestros compañeros para seguir con la ruta hacia el Parque Nacional Eduardo Avaroa.
La primera parada fue la vía de tren que iba hacia Chile. Luego pasamos por el Salar de Chiguana, cerca de la frontera con Chile de donde se extraía bórax.
Seguimos la ruta que nos llevaba hasta el volcán Ollagüe, de 5865 mts. s.n.m. y paramos en su mirador.
Había un buen paseo por las formaciones rocosas. Desde el mirador vimos que el volcán se encontraba activo apreciando la fumarola que salía por el lado oeste. Entramos en el chiringuito que había junto al mirador y probamos el típico bocadillo de chorizo de llama con salsa chimichurri picante y tomate.
El camino continuaba subiendo hacia las lagunas ricas en minerales y con flamencos andinos. Vimos las lagunas de Cañapa, la Hedionda y la Honda.
Paramos a comer en la Laguna Hedionda y tomamos pollo, verduras y pasta contemplando el hermoso paisaje. La carretera atravesaba el desierto de Siloli y paramos para hacer fotos del árbol de piedra y de las distintas formaciones rocosas. Unos 18 km más allá paramos en el Parque Nacional Eduardo Averoa.
Hicimos la inscripción y pagamos el permiso de entrada. Unos kilómetros más allá llegamos a la Laguna Colorada pagando 150 bolivianos.
Pudimos disfrutar de las vistas dando un paseo viendo vicuñas de cerca que andaban pastando junto a la orilla de la laguna y allí se encontraba una colonia de flamencos andinos de color rosa intenso.
Era una vista excepcional y observamos la salida de la luna aparecer en medio de la laguna. Estábamos a 4290 mts s.n.m.
Ya oscurecía y nos fuimos a alojar a un hostal en el pueblo de Huayllajara. Nos calentamos un poco en la sala donde cenamos espaguetis con salsa boloñesa y queso. Nuestro guía tuvo el detalle de regalarnos una botella de vino tinto de la zona de Tarija y lo celebramos brindando y conversando.
Al día siguiente había que levantarse a las 0400 am y en el hostal no había calefacción. Según nos dijeron habíamos llegado a 17 grados bajo cero durante la madrugada pues fue casi imposible dormir por el frío y en las habitaciones no había calefacción, aasi que estábamos muertos de sueño. A las 0430 am ya nos tenían preparado el desayuno con cereales, yogur líquido, pan, mantequilla, mermelada y dulce de leche con panqueques además de queso y jamón en dulce.
Esperamos a Willer nuestro guía para marcharnos a las 5am pero no aparecía. Parece ser que había estado de juerga la noche anterior y llevaba oculta bajo sus gafas de sol una importante melopea. Octavio, el padre de familia que nos acompañaba, estuvo vigilándolo durante toda la mañana para que no se desviará del camino. ¡Qué poca responsabilidad! Yulia, la mamá que iba con nosotros le preguntaba constantemente para que fuera espabilando.
Llegamos a eso de las 0700 am a la zona de los géiseres. Eran fumarolas del Volcán Sol de Mañana y solían aparecer a primera hora hasta el mediodía.
Era un lugar increíble, nos encontrábamos dentro del cráter a unos 4900 mts. s.n.m.
Paseamos todo un recorrido de lava alrededor que surgía de la tierra hirviendo con burbujas expidiendo la lava hacia afuera.
El contraste del cielo con la tierra era espectacular y se asemejaba a un paisaje lunar.
Desde ahí nos fuimos a unos baños termales, era cerca de las 9 y el guía creía que nos íbamos a bañar pero a ninguno nos apetecía pues hacía un frío que pelaba.
Le llamaban las termas de Polques, situado a los pies del Cerro Polques a 5000 m s.n.m. Estas piscinas naturales son ricas en minerales. Vimos frente a las termas varias especies de aves.
Seguimos hacia el desierto de Dalí, a unos 20 km del volcán, pasando un puerto de montaña de 5000 m y subiendo por una ladera de rocas gigantes formando un paisaje surrealista.Al llegar al desierto las montañas a lo lejos se veían los diversos colores.
Continuamos después hacia la Laguna Verde y justo al lado se encontraba la Laguna Blanca. Ambas contenían arsénico, por este motivo no había animales. Aquí era el punto donde se podía pasar la frontera con Chile pues estábamos a unos 30 km. El paisaje era tan hermoso que apenas podíamos asimilar todo lo que veíamos.
Saliendo del parque, seguimos la ruta para llegar hasta el Valle de las Rocas y hacer un picnic. Este lugar contenía varias rocas gigantes frente a un paisaje de ciénagas con llamas y ñandúes, era un paisaje ideal para contemplar mientras Willer preparaba el picnic, que ya se iba recuperando de su melopea.
Antes de llegar a San Cristóbal, el último pueblo de la comarca, pasamos por el Cañón de la Anaconda. Llegamos a Uyuni a eso de las 18:00 h y nos despedimos de todos. Estos 3 días lo habíamos pasado genial viendo paisajes únicos.
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