Esta mañana nos levantamos a las 8 para salir hacia el Crack des Chevaliers. Fuimos en un taxi Mercedes Benz del 67 de color amarillo, el interior era muy cómodo, con grandes asientos.
Íbamos Francisco y yo detrás y delante junto al chófer nuestro compañero de viaje Zak. A su a su lado, Omar el conductor. Mientras Omar iba conduciendo nos hacía de guía indicándonos los lugares por donde íbamos pasando. Era un tipo campechano, simpático y con grandes bigotes.
Antes de llegar al Crack des Chevaliers, nos paramos en el pueblo de Mussyaf dónde se ubicaban los restos de un castillo, de la época de los mamelucos de los siglos XVI y XVII.
Después paramos en la Basílica de San Jorge. Esta peculiar iglesia se divide en tres diferentes épocas, del siglo V, XVI y la época actual de estilo griego- ortodoxo.
En el altar principal se encontraban unos retablos antiquísimos de gran belleza.
Desde este lugar pudimos apreciar la magnitud de Crack des Chevaliers por su buen estado de conservación, considerando su construcción del sfiglo XI.
Las fortalezas se construían para salvaguardarse de ataques de los musulmanes. Toda la zona del este y la provincia de Hama estaban repletas de fortalezas pero la que permanece más intacta es la de Crack des Chevaliers.
Lo mejor de hoy ha sido pasar el día de excursión con nuestro colega Zak, un inglés políglota pues sabe turco, francés y español además del inglés. Así que hemos disfrutado de poder conversar en español cuando normalmente sucede lo contrario.
Ahora se encontraba de viaje por Siria Turquía y el Líbano por unos 3 meses. Estuvo un año viviendo en Turquía enseñando inglés y ha viajado por medio mundo. De España conocía Madrid. De hecho estuvo viviendo allí seis meses y se pasó un año entero viajando por Sudamérica.
En Barcelona estuvo hace un año y medio. Nos hemos dado los emails por si algún día viene por Barcelona. También nos ofreció su casa donde vive con su madre, según él una mujer muy simpática, así que nunca se sabe. Tiene 29 años y me ha sorprendido su interés por hablar en castellano, además tiene mucho sentido del humor, el típico de los ingleses.
A la vuelta de Hama nos fuimos a cenar al barrio antiguo y vimos las calles iluminadas alrededor del Palacio Assan. Visitamos dos casas de pintores, nos enseñaron sus láminas y me enamoré de una de ellas pero ya estaba vendida.
Volvimos al hotel y nos encontramos de nuevo a Zak con el que estuvimos conversando. Al vernos se vino de donde estaba a la sala anexa a la recepción para estar más tranquilos. Estuvimos intercambiando opiniones sobre los viajes que habíamos hecho. Zak era un buen conversador que llevaba viajando mucho tiempo, coma de vez en cuando se quedaba en algún país a vivir y daba clases de inglés. Siendo tan joven, conocía muchos países y era un muchacho atípico para su edad. Al preguntarle qué música le gustaba, me dijo que el jazz y el grupo Madness, le dije con ironía que se había quedado un poco obsoleto con la música de Madness. que ese grupo me gustaba a mí hacía veinte años. Me dijo que tenía razón pues sus amigos le dicían lo mismo. Reconoció que no sabía apenas de la música actual occidental.
La mayoría de sus amigos eran de fuera de su pais. Es una persona tranquila y me daba la sensación de estar un poco ausente de la vida cotidiana, ya que nunca paraba de viajar. ¡Qué envidia me daba! Era un auténtico gentleman que no iba acorde con su juventud. Incluso me abrió ayer un par de veces la puerta del taxi. Exactamente no sabemos bien de qué vive, se sacó el certificado en Reino Unido para dar las clases de inglés y según dedujo en las conversaciones, ha debido cobrar una herencia o bien sus padres deben estar forrados.
Nos facilitó información sobre Turquía pues conocía lugares que no eran nada turísticos y nos dijo que si alguna vez vamos por allí que le avisemos pues él tiene muchos amigos. Nos comentó que cuando fue a Sudamérica iba al cuidado de que no le robaran, sobre todo en Colombia dónde estuvo 3 meses pasando por lugares conflictivos en las montañas o cruzando la selva boliviana.
También vivió 3 meses en Brasil en Río de Janeiro. Estuvo disfrutando de la despedida del Milenio con fuegos artificiales en la playa de donde guardaba un fantástico recuerdo, además de poder presenciar los carnavales aunque estos ya no se hacían en la calle pues se desfilaba en el Sambódromo, un estadio de 1 km de largo donde pasaban las comparsas y por la que había que pagar para verlo.
También le encantó la gente chilena. Otra temporada la pasó en Antigua de Guatemala aprendiendo el español y a los dos días de llegar a Madrid le robaron pues lo pillaron borracho y le robaron el reloj que era de oro y que perteneció a su abuelo.
Después visitó Barcelona y en escasa media hora vio 3 atracos de bolsos a señoras en el casco antiguo. Le indicamos que cierto es que últimamente han incrementado los robos debido a la masiva de inmigrantes sin papeles y del turismo. Le pareció increíble que pasara esto pues creía que al venir a España se podía relajar y no fue así precisamente.
Se hicieron más de las 12 de la noche hablando y nos despedimos pues al día siguiente él marchaba de viaje y nosotros volveríamos hacia Damasco, nuestro destino final.
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