2 de mayo de 2002

JORDANIA : EL CAMINO HACIA PETRA

 

Son las 15:00 h de la tarde y estoy sentada en un restaurante de carretera en el mismo camino hacia Petra, la ciudad de piedra esculpida en la roca y que es Patrimonio de la Humanidad.



Para llegar a Wadi Musa, el pueblo más cercano a la zona arqueológica, tuvimos que viajar durante unas tres horas desde que llegamos al aeropuerto de Amán y ha merecido la pena. Llegamos de las 2:00 h de la mañana a la capital de Jordania y tuvimos que esperar unas 3 horas en el aeropuerto para poder conectar con el primer autobús que salía hacia Petra. Así no teníamos que ir a dormir a la capital. A las 5:00 h de la mañana ya nos encontrábamos en la estación, aún era de noche y hacía un frío que pelaba. Íbamos en manga corta creyendo que haría un calor sofocante pues nos encontrábamos en el desierto y no nos percatamos que por la noche bajaba la temperatura bastante. Aguantamos el tipo sacando una de las camisas de la mochila y así paliamos el frío.



Junto a la estación había una mezquita y el muecín empezaba a cantar plegarias desde el minarete de buena mañana.



No había ningún chiringuito así que esperamos sentados junto a una columna. A eso de las 5:30 h de la mañana pudimos marchar con un colectivo que ya venía con 3 ocupantes más. Como estábamos muertos de sueño intentamos dormir un poco pero fue imposible pues el asiento no tenía respaldo para apoyar la cabeza. 




Detrás nuestro viajaban un abuelo con su nieto que no dijeron ni mú en todo el viaje. Delante junto al conductor, había un tipejo que no paraba de rezar en una hora entera de reloj. cuando terminó, las dos horas restantes se las pasó conversando todo el rato con el conductor y en voz alta, así que fue imposible conciliar el sueño.



Para distraernos e intentar despistarnos de tan privilegiada voz contemplamos el paisaje, un desierto pedregoso y de tierra seca con montañas alrededor punto solo la carretera rompía esa monotonía de colores rojizos y arenosos.



Toda la carretera iba en línea recta y era una franja estrecha que atravesaba el camino de piedras y polvo. Llegamos rotos las 9:00 h de la mañana y nos alojamos en el Petra Moon Hotel, cercano de la ciudad de los nabateos.



Quisimos descansar unas 3 o 4 horas pues ya tendríamos tiempo para visitarla en los 3 días. Después de un descanso reparador fuimos a comer un “Pilav” delicioso y té.



Con la barriga satisfecha caminamos hacia el pueblo de Vaadi Musa que se encontraba a unos 2 km de la zona arqueológica. Más tarde nos acercamos al recinto de Petra para informarnos del precio de las entradas.



Esa misma noche empezamos asistiendo al espectáculo nocturno de luz y sonido en el que se sigue un trayecto hacia la zona del tesoro, un buen comienzo y una toma de contacto al caminar por la noche entre las piedras. Estas grandes aberturas se realizaron hace muchísimos años por los nabateos que las aprovecharon para canalizar el agua que bajaba de las montañas.



Después de la visita nocturna con té incluido, música árabe en directo y tras seguir un camino guiado por una garganta tan sólo iluminada con velas en el suelo, el lugar donde te dirigen se tornó mágico. El guía local nos explicó en un inglés impoluto la historia de Petra y sus habitantes. Era impresionante saber que una población viviera en este maravilloso lugar pues la belleza de sus templos, tumbas y la naturaleza que la rodean, la hacen única.


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