2 de octubre de 2019

KAZAJISTÁN: EL PARQUE NACIONAL DEL CAÑÓN DE CHARYN

 

A las siete y media de la mañana bajamos a desayunar. No nos esperábamos un salón tan imponente y es que este hotel es de la época zarista. Hay pintados en el techo oval  motivos orientales y de música y nos encanta.


A las ocho se presenta Nina, la chica de la agencia de turismo con la que pudimos contactar ayer después de dar vueltas y vueltas para localizarla. Nos viene a buscar para hacer la excursión por el Parque Nacional del Cañón de Charyn que se encuentra a unos 200 km de Almaty.



Entramos en la furgoneta y el chófer  nos saluda en inglés muy amablemente. La verdad que los dos apenas tienen rasgos kazajos pues aparte de que el 24% de la población es rusa, hay mucha mezcla de perfiles étnicos.



Paramos a comprar agua y nueces. Parece ser que el tiempo nos acompañará en el día de hoy pues al menos en el cañón no lloverá. El camino nos lleva por la estepa y a lo lejos se ven las montañas que a medida que nos vamos acercando se cubren de neblina.



Nina nos da un buen vapuleo de información de buena mañana sobre Almaty y el Cañón de Charyn. Ama su ciudad, pues es la capital cultural del país y por disponer de mejor clima que en el norte. A medida que vamos acercándonos a nuestro destino, nos recomienda las excursiones que se pueden realizar y los restaurantes más recomendables de su ciudad.




Los kazajos aman las montañas y bañarse en los lagos. Sólo disponen del Mar Caspio en Aktau. Aquí también les nieva pero no con tanta fuerza como en el resto del país. Esta carretera forma parte de la Ruta de la Seda. Justo al otro lado se encuentra la frontera con China.




Vemos que por el trayecto los animales campan a sus anchas pues hay terreno de sobra, Nina nos dice que así las gallinas por ejemplo ponen los huevos con el color más amarillo más brillante. También hay diversidad de plantas y en primavera el paisaje se convierte en un manto de flores. Ahora en otoño el paisaje es de un verde amarillento más seco.


Vemos un par de yurtas pero aquí apenas existen nómadas y los pocos que hay suelen vivir en escasas condiciones. Después de 200 km de camino llegamos al cañón. Bajamos por unas escaleras que acababan de hacer pues son nuevas y nos adentramos en él.



El Cañón de Charyn mide unos 153 km de largo y alcanza hasta 300 metros de alto y que el tiempo ha ido transformando, viendo distintas formas rocosas. Hay un recorrido llamado el Valle de los Castillos porque sus bloques en piedra recuerdan a las torres de  los castillos.



Sólo dejan pasear unos pocos kilómetros para preservar el lugar y porque las nacidas del Río Charyn son peligrosas así que  prefieren que la gente si decide ir por su cuenta corra su propio riesgo.




Apenas hay nadie y se agradece pues es un lugar precioso para pasear pues poco a poco el cañón va estrechándose hasta que llegamos al río Charyn donde vemos que hay un pequeño camping con yurtas y un restaurante con cabañas que dan al río. 



Dos hombres se están bañando y salen enseguida, toco el agua y a saber a cuántos grados está de temperatura pues está helada.



Vamos volviendo por unos acantilados y una vez llegamos a la cima podemos apreciar una bella panorámica del cañón. Aunque si lo comparas con el Gran Cañón del Colorado que algún día visitaré, este puede parecer de juguete.




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