9 de noviembre de 2023

BENÍN: LA MONTAÑA DE LAS 41 COLINAS

Esta mañana vino Benoît a buscarnos después del desayuno para ir a la montaña sagrada de Dassa- Zoumé.



Dassa-Zoumé se encuentra ubicada en el departamento de Collines y es famosa por su montaña sagrada que llaman "la de las 41 colinas", donde muchos creyentes peregrinan cada año hasta la cima para venerar al Rey.



Andamos unos 15 minutos en plano por la carretera en dirección al centro y una vez llegamos al desvío, nos fuimos por un sendero en dirección a las escaleras que llevaban hasta la cima.



Las casas estaban junto a rocas gigantes, cerca se encontraba la colina sagrada de los príncipes, el reinado del Rey Oburu que remonta al año 1450 hasta 1505 aproximadamente. 



La leyenda cuenta que para suceder a los hijos se transformó en una serpiente con cabeza de hombre.



Su Palacio se ubicaba en la cima y estaba cubierto de paja. Cada 17 de marzo se celebra la fiesta de peregrinaje llevando atos de paja para que el tejado quede renovado.




Cuando subíamos, un jardinero barría las escaleras principales antes de llegar al palacio. Se encuentra allí cada día haciendo este trabajo.



Benoît nos enseñó el árbol de la quinina que sirve para paliar la malaria y se hace hirviendo con las hojas. También había mangos y él, llevando su tirachinas, intentaba tocar algunos de sus frutos.

 


El calor de buena mañana era intenso, en la subida íbamos haciendo alguna pausa admirando los senderos por donde pasábamos. 



Nos encontramos algunas vasijas y un  fetiche colocado en medio del camino. Estos sirven para espantar los malos espíritus.



En la cima pasado el Palacio, hay unos agujeros en la roca, era una meseta de piedra qué servía para moler pues antaño no disponían de molinos.





Desde aquí pudimos ver una magnífica panorámica de las colinas restantes y de la ciudad. 



En total son 41 colinas y al fondo se podían ver las casas de la ciudad con la calle principal que llevaba al mercado.



Dos baobabs nos dieron la bienvenida a lo que Francisco se abrazó a uno de ellos que tenía  más de 300 años.




El Palacio en sí no era gran cosa pero unas figuras pintadas permanecían guardadas en una de sus habitaciones.



En otra pequeña salase veía dónde se sentaban la princesa y el príncipe.



En este lugar se hacen rituales de vudú y ceremonias mortuorias sacrificando una cabra en una piedra aplanada de forma redondeada y ubicada en el centro del recinto.




Emprendimos la vuelta pasando por una casa-templo donde había bajorrelieves, estaban esculpidos junto a las paredes.



Benoît nos explicó que son de la misma época, aunque yo creo que eran más recientes. Saludamos a una familia,  los niños tenían un poco de miedo, para ellos somos los “yuyos”, los pieles blanca.



Me acerqué a uno de de ellos que se encontraba junto a su abuelo y le dejé tocar mi brazo para demostrarle que no pasaba nada y me dió su manita.



Y es que los niños son lo mejor de todo al encontrarse uno viajando por África..






1 comentario:

  1. Me gusta eso que narras que los niños de los poblados, son la esencia y la mejor experiencia de viajar por estos países.

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