Esta mañana salimos del hotel en Cotonou para visitar los poblados del Lago Nokoué en la ciudad de Ganvié. El taxista que nos llevó ayer desde el aeropuerto negoció la tarifa con nosotros y quedamos conformes. Le indicamos que queríamos visitar también la ciudad colonial de Porto Novo.
Así que a las nueve nos vino a buscar para llevarnos al embarcadero que se encontraba a unos treinta minutos de la capital llegando a la intersección de Calavy. Una vez allí fuimos a la taquilla donde exponían claramente los precios oficiales en un tablón.
Decidimos unas horas de paseo con el guía incluido y el barquero. Un japonés al vernos llegar se unió a nosotros pues las piraguas sólo salían a partir de dos personas. Nos fuimos directos al muelle y allí nos esperaba Roberto, nuestro guía que nos dijo que ya podíamos subir. Menos mal que llevaba techo para la sombra pues de buena mañana hacía un calor de justicia.
El lago Nokoué posee 20 km de ancho por once de largo y se sitúa al norte de Cotonou al sur de Benín. El lago es alimentado en parte por los ríos Ouemé y el Sô, los cuales depositan sedimentación de toda la región. Ganvié es la ciudad flotante más extensa de todo el continente africano.
Salimos los cinco navegando por las aguas tranquilas del lago Nokoué. Nuestra primera impresión fue buena pues ya se empezaban a ver lugareños pescando con sus barcas. El lago es de agua salada y aquí mayormente se pescan carpas.
Esta ciudad se originó en el siglo XVII debido a la necesidad de los Tofuni de escapar de la esclavitud, de los guerreros del Reino de Dahomey. Los guerreros tenían prohibida la entrada en las aguas del lago, así que fue el refugio perfecto.
El método que se utiliza para la pesca que es la principal actividad de los lugareños, es un curioso método llamado “acadja” que permite recolectar una tonelada de pescado por hectárea.
Consiste en clavar en el fondo (solo hay dos metros de profundidad) ramas de árboles, formando un pequeño laberinto en el que poco a poco las hojas se pudren atrayendo a los pequeños peces. Pasado un tiempo, vuelven al lugar y rodean todo el entramado de ramas con grandes redes de manera que los peces quedan atrapados al alcance de los pescadores Tofuni.
Nos aproximamos hacia el mercado
flotante. Algunas piraguas iban cargadas de frutas y verduras, otras de
hortalizas, especias, agua potable que recogen en bidones, dulces, vajillas de
aluminio…pero no había demasiado ambiente pues era domingo.
Nos apeamos en una de las casas que es el Centro de Promoción de la Artesanía y se podía tomar algo y ver los souvenirs que allí se mostraban. También había un hotel-restaurante donde preguntamos el precio y las habitaciones costaban unos 10 euros la noche.
Seguimos navegando y Roberto nos enseñaba donde se encontraba la escuela, el paritorio y las iglesias. Al ser domingo las mujeres se dirigían vestidas de blanco a rezar.
En las casas flotantes se hacían las faenas cotidianas, tendiendo, lavando platos, la gente convivía en un entorno natural…era como ver un documental en vivo y en directo.
Roberto nos explicaba que había
tres canales, el de los enamorados, el de la paz y el canal central. También pudimos
ver una mezquita, la gasolinera y otros edificios.
La gente se bañaba en el lago
solos o con sus hijos. Había un largo trasiego de piraguas con mercancías, la
mayor parte eran mujeres que iban remando en pequeñas barcas luciendo llamativas telas estampadas, formando un entorno lacustre lleno de colorido.
Camino de Porto Novo nos fuimos a tomar algo a una cafetería con terraza que tenía unas vistas magníficas sobre el Lago Nokoué ...
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Te agradezco dejes tu comentario.GRACIAS.