Esta mañana nos dirigíamos temprano hacia la población de Morne Rouge, dónde se encuentra el Mont Pelée o Monte Pelado.
Junto a los Jardines Balata y los dos Pitons du Carbet, forman parte del Patrimonio de la Humanidad desde el 2023.
Nada más bajarnos del autobús en Morne Rouge, nos encontramos con la Iglesia de Nuestra Señora de la Délivrande.
Fundada en 1895, alberga una magnífica estatua colocada en un trono de mármol de Carrara, así como un bello fresco que decora el ábside.
Morne Rouge era la población que se encontraba a 450 m s.n.m. a pie del Mont Pelée, el pico más alto de las Montañas Carbet, que ocupan unos 80 km en el norte de Martinique.
Esta es la zona más verde, fresca y húmeda de toda la isla. El famoso Mont Pelée mide unos 1475m de altura.
Compramos un zumo de naranja y jengibre y unas galletas deliciosas para desayunar aquí, contemplando las hermosas vistas desde el mirador.
Pero el Mont Pelée era reacio a dejarse ver por completo durante mucho rato, así que lo disfrutamos tan sólo unos instantes.
Después de pasear un rato por los senderos que había cercanos al Mont Pelée, nos fuimos a coger el autobús que nos llevaba a los Jardines Balata.
Los Jardines Balata eran realmente una auténtica maravilla. En la entrada había una casa criolla y un video explicativo de la mansión.
El señor que habitaba la casa, (heredada de sus abuelos) era horticultor, paisajista y un artista apasionado.
Tal era su pasión por la botánica que construyó un jardín con las plantas y flores de todas las zonas del mundo y creó una colección magnífica digna de ver. Fue en 1982 cuando comienza su proyecto y posteriormente se abrió de forma pública.
Atravesamos la casa y al comienzo del jardín había unos colibríes que venían a chupar algo dulce que les ponían en unas pequeñas vasijas, algo similar al néctar de las flores, así podíamos verlos de cerca agitar sus alas a gran velocidad.
Los jardines eran preciosos, una maravilla para los sentidos, incluso podíamos ver una magnífica vista de los Pitons du Carbett, de origen volcánico.
Había en el parque además un canopy de 8 tramos. Atravesamos los puentes colgantes donde también había bonitas vistas.
A destacar la zona 16 donde se veía al fondo el mar. Había charcas con nenúfares y tilapias.
Las 16 secciones diferentes de palmerales formaban un camino laberíntico pasando por bromeliáceas plantas endémicas, bambús…etc.
Podías reposar en pequeños recovecos, admirando las plantas. También había un restaurante y tiendas de souvenirs.
Los jardines cuestan 16 eu la entrada, se encuentran a unos 7 km de la capital y cada billete de autobús cuesta €2.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Te agradezco dejes tu comentario.GRACIAS.